Un mes pasado y no había visto nada de Matosinhos que mereciera la pena, así que hoy, al ver el sol asomar, me he decidido a ir hasta Leça Da Palmeira, para ver las Piscinas Das Marés (1971), de Siza. La luz aquí es cálida por la tarde, caminas lento por el margen de la playa, la humedad suspendida guarda olores salados y la gente se sienta amable, charla, duerme, corre, monta en bici, pasea a su perro, hace punto en las rocas, busca cosas, se ríe o simplemente, está.
Un nosequé te obliga a mirar hacia el mar, sólo el reflejo en los vidrios de un café en la playa te desvela el porqué.
Al final del paseo te encuentras con la casa de chá da Boa Nova (1958-65), también de Siza; hubiera sido especial tomar allí un chá o simplemente sentarse a ver cómo se hace de noche a las 5 pm en Matosinhos...