martes, 18 de octubre de 2011

Disertaciones con los muebles (pequeños detalles).

Sola en casa, afuera llueve y tengo frío, el radiador al lado de mí, como si fuera mi amigo fiel, que no habla, que no se queja, que me acepta como soy, con mis cosas, que me soporta si le pongo ropa encima y que me entiende, porque el pobre no tiene cerebro humano y no me escucha cuando le hablo. Pero es tan cercano, testigo de mis miedos y confusiones, tan entrañable, que le prestaría mi entramado para que pudiera sólo una vez contestarme, para decirme "me estoy quemando", o para hacerme callar por un rato. Pero eso no pasa, solo parece querer decir algo cuando se inflama demasiado y hace saltar los plomos.  Parece que todo el mundo necesita un respiro de vez en cuando. Oporto, octubre.2009

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